
En ADN Emprendedor tenemos una fascinación superlativa por los perfiles especiales, por aquellos que destacan no solo por trabajo, si no, por su especial carisma. Si a esto le sumamos, que emprender en el mundo de la cultura es exclusivo por su valentía, cuando recibimos en nuestra redacción a emprendedores como Jorge Rivera, hace que nos rindamos y le brindemos la mejor de las bienvenidas.
Lo que hace especial a nuestro protagonista es su versatilidad, su estudiada estética y su talento. Cineasta y productor, músico y bohemio empedernido. No sabríamos encuadrarlo en nada que no sea su propia personalidad, pero queremos ver más allá de lo simplemente curricular.
Jorge es inquieto, siempre en la búsqueda de lo autentico, su sello personal se impregna en su obra y en su definido estilo de vida. Colaborativo y generoso, sabe rodearse de las personas que alinean su particular forma de ver las cosas. Ha sabido ver perspectivas diferentes desde la amplitud de miras que te da el vivir fuera de España, pero con el inconfundible deje de un andaluz de cuajo.
Jorge, en ADN te recibimos con la inocencia del que te admira y te escucha sentado en el suelo.
¿Cuántas veces te han dicho que Emprender en el mundo de la Cultura es un suicidio?
¡Incontables! (Risas) Pero creo que la cabra tira al monte, y al final no puedo hacer otra cosa ni aunque lo intente… Lo peor para mí es encontrarme entre quienes piensan que la cultura es siempre igual a perder dinero, y por otro lado que entidades públicas de cultura pongan más peso en el impacto económico y los planes de viabilidad que en el propio interés artístico o social de los proyectos. Es un atolladero. Intento encontrar un equilibrio para no caer en la ruina haciendo cultura, algo que ya probé antes de irme al extranjero.
¿En qué te ha beneficiado estar viviendo fuera de España durante tanto tiempo?
Pues además de darme un cv muy variopinto me ha enseñado mucho, muchísimo. Me ha hecho poner muchas cosas en perspectiva sobre España, y en mi caso en un país escandinavo como Dinamarca, que a menudo idealizamos desde el sur. He aprendido mucho sobre cómo funcionan las cosas en diferentes países y culturas, en muchos aspectos. Aunque seamos europeos, somos muy diferentes. Ni mejores ni peores, hay muchos matices y mil discusiones complejas e interesantes al respecto.

Jorge Rivera. Fotografía de Roberto Piñeiro.
¿Cuál crees que es el sello de identidad de tu trabajo como cineasta?
Diría lo mismo sobre mi cine, mi teatro y mi persona: soy muy inquieto, y muy curioso, igual hago un musical que un drama… lo que me apetezca, vea interesante o quiera aprender. Y si no es “lo mío”, tiro de oficio haciendo el mejor producto posible, y siempre en buena compañía. Hacer proyectos tan variados me da la posibilidad de conocer gente y equipos nuevos, tanto delante como detrás de las cámaras. Intento establecer una relación personal con mis equipos, y sobre todo, una relación ética: intento pagar un sueldo mínimo que sea decente, hacerlo a tiempo, tratarles con respeto… parece evidente, pero no siempre es así en el audiovisual. Y otro rasgo importante es que como soy 100% independiente y no recibo las famosas “grandes subvenciones”, hago lo que quiero, con quien quiero y cuando quiero, aunque me estrelle.
Para entender el trabajo de Jorge Rivera, tenemos que enfocarnos en lo que conmueve a las personas. La propiedad de lo cercano y la belleza estética de lo simple. Sin fuegos artificiales y con el dedo señalando a lo que nos hace humanos.
Sabedor de lo complicado que es desarrollar una larga carrera en una España que viaja a dos velocidades, y que, en ocasiones no valora a quienes se la juegan.
¿Te duele que se diga que el cine español es subvencionado? ¿qué hay de verdad en esto?
Me resbala, otras cosas me duelen más. Se dicen tantas burradas… primero, se habla de “el cine español” como una única cosa, cuando es un ecosistema tremendamente grande y complejo. Segundo, habría que analizar cifras de lo subvencionado contra los resultados de lo que se subvenciona, tangibles e intangibles, directos e indirectos. Entonces se podrá hablar con propiedad, y no en exabruptos. Y tercero… No solo las industrias culturales reciben subvenciones, todos los tipos de industrias lo hacen. La cuestión está en el cómo se hace. Y ahora mismo que se empieza a reconocer el audiovisual como motor de turismo y riqueza con impacto y resultados demostrables, lo que me asusta es que cada vez las subvenciones para el audiovisual vienen más de áreas de negocio y turismo, y no de cultura.
¿Cómo cuidas los detalles a la hora de iniciar una película?
Es una mezcla maravillosa de caos y control. Lo primero que hago es pensar en el equipo, en quién va a ayudarme a hacer la mejor película posible con los medios y el tiempo que tenga. Siempre intento rodearme de gente mejor que yo en cada campo, gente que me desafíe y no acepte una orden a la primera. Me encanta que me cuestionen, y que una crítica o pensamiento externo me cambie los planes y cómo veo mis propias ideas. Es cansado recibir tortas, pero es extremadamente enriquecedor. Cuando ya se entra en la parte de producción hacia el rodaje, es todo más cuadriculado, más ordenado: temas de altas, derechos, cuentas… aunque haya presupuestos estimados, es aquí donde todo se ajusta, se recorta o se dispara. Se comienza a ver el principio del rodaje, y ahí empieza la locura…
¿Te arrepientes de algo en tu carrera?
No. Siguiente pregunta (risas). ¡En absoluto! He hecho tantas cosas diferentes y he conocido a tanta gente, que a veces ni me lo creo. Es cierto que mi carrera no es una carrera típica, como no lo son mis títulos ni mi jornada de trabajo, pero tengo estabilidad económica, el alma en paz y ganas de seguir aprendiendo. No puedo pedir mucho más. Bueno, si hay alguien con dinero que quiera hacer una película y nos esté leyendo, le cuento más…
¿Cómo te ves en el futuro?
Pues más o menos como hasta ahora, haciendo una peli al año y planeando cuatro, corriendo de un sitio para otro con mil tareas diferentes, conociendo a gente fantástica y aprendiendo de ella. Aunque sigo aprendiendo, soy demasiado viejo para cambiar. Sí es verdad que desde otoño me voy a centrar algo más en la enseñanza, que es algo que me encanta y tengo abandonado, y en una línea de trabajo de la que normalmente no hablo, porque mis clientes no me dejan (risas): son encuentros confidenciales, enriquecedores y esclarecedores en los que tomo un papel que es una mezcla entre sacerdote, sparring de boxeo y gurú filosófico. Si todo va acorde al plan, el proyecto comenzará a verse y sonar a principios de 2024. Nada de Inteligencia Artificial, tan de moda ahora… cosas hechas por, para y con personas.

Jorge Rivera. Fotografía de Roberto Piñeiro.
¿Eres de los que se derrotan por una mala crítica?
Jamás. ¡Ni las croquetas le gustan a todo el mundo! (risas). Por supuesto, siempre es más agradable que te vengan críticas maravillosas, reconocimientos, premios y demás. Pero las críticas malas son solo un resultado más de hacer cosas. Conozco mucha gente que no hace películas, escribe poesías o arranca conceptos empresariales por miedo a la recepción, la crítica o el fracaso. Para mí, el fracaso es eso, no una mala crítica.
¿Qué consejo le darías a quien se inicia en el mundo del cine?
Que se lo piense bien. Que sepa lo que quiere hacer y qué tipo de trayectoria quiere tener. Hay que tener un objetivo para diseñar una estrategia a seguir, y no quemarse mil veces en una muerte lenta. Si quieres hacer documentales sobre la cría del pato en la granja de tu abuelo, a lo mejor no debes esperar que los grandes inversores metan dinero, te den subvenciones y ganes Oscars (que también puede pasar). Es más probable que te den dinero para la comedia familiar del verano, porque ahí es más probable que recuperen su dinero. También le aconsejaría que recuerde que cuanto más quieras que te “paguen la fiesta”, más control vas a perder. Teniendo clara tu estrategia puedes seguirla, analizarla y romperla. Como en cualquier otra empresa, vamos… Y ahora que se habla tanto del “salario emocional”… le diría que va a ganar una millonada.
En nuestra revista siempre apoyamos la cultura en cualquier tipo de expresión. Ansiosos por ver más cine de Jorge Rivera, bienvenido al club de ADN Emprendedor.