
Cuando empiezas un negocio, lo haces ocupándote de todos los aspectos que lo conforman, principalmente porque en una primera fase es poca la cadencia de obligaciones. Llegas a hacer las veces de administrador, comercial, compras, gerencia, operario, etc, porque crees en ese momento que lo tienes todo controlado, por ahorrar costes o seguramente por no saber delegar.
El problema viene cuando te empiezas a ver desbordado, cuando empiezas a no cumplir con los compromisos adquiridos, en definitiva, empiezas a dar un mal servicio. Saber delegar es saber escuchar, es empezar a no creerte el centro del universo y no todo el mundo está preparado para eso.
El punto de no retorno es cuando te das cuenta que necesitas ayuda y es tarde para ordenar todo lo que se te ha venido encima. Pon siempre tu negocio ante el espejo y la crítica de terceros, eso te ayudará a saber cuándo necesitas refuerzos o algún tipo de cobertura. Estar dispuesto a aceptar una crítica de un tercero es hacer un ejercicio de responsabilidad, ellos no le aplican el romanticismo que le pones tú, ellos te van a decir lo que necesitas te guste o no te guste lo que escuches. Zapatero a tus zapatos, deja a cada uno hacer lo que mejor sabe, incluido tu.
Puedes ser un buen operario, pero un mal gestor y viceversa. La señal más clara de que te está superando el trabajo, es cuan[1]do dejas de disfrutar de él. Tu empresa, la cual nació para cumplir sueños, se puede convertir en la peor de tus pesadillas si no tienes la capacidad de autocontrol para levantar la mano cuando necesites ayuda.
Al igual que no existe límite en el éxito cuando uno sube y sube, tampoco existe límite en el fondo cuando uno cae en un pozo. Los cambios de dinámicas no surgen si no los provocas y para eso el anticiparse a un fin de ciclo es tan importante en un negocio como el día que se te ocurrió la brillante idea de montarlo. Eso de, “Para salir de esta tienes que tocar fondo” es un error. No esperes ese fondo porque simplemente, no existe
La buena noticia, es que si has logrado leer el artículo hasta aquí, es que realmente eres un Emprendedor responsable o lo serás. Por regla general la balanza siempre se decanta por un uso responsable de los mecanismos de los que servirte para hacer funcionar tu empresa. No obstante, el punto de no retorno también puede darse, si no estás atento al fin de ciclo de tu línea de negocio. Así es, ningún negocio es eterno, todo tiene un principio y un final, o por lo menos tal y como lo pensaste en su idea original. Cada empresa es un caso particular y el tiempo que dure cada ciclo varía. Aun así, podemos dividirlos en seis: nacimiento, crecimiento, madurez, declive, liquidación o renacimiento.
La tercera etapa es la más deseadas por todos los empresarios, la madurez. Decir declive en un negocio no es sinónimo de cierre, es todo lo contrario, es el momento del cambio de rumbo, un golpe de timón en la búsqueda de una nueva línea de negocio.
Los negocios que presumen de longevidad, ej; “Martínez e hijos, desde 1901” lo que en realidad nos quieren decir, es que ni Martínez lleva ya el negocio, son sus hijos los nuevos dueños y no venden lo mismo que hace 100 años. Pero si han sabido estar atentos a los cambios de ciclos, de tal manera que su negocio está vigente desde hace un siglo. Los Martínez no estarían donde hoy están, si tuviesen que trabajar con los materiales, herramientas y gustos de sus clientes de hace 100 años, parece lógico ¿no? Pues muchos cayeron en ese siglo de vida, por eso, ¿estás dispuesto a perder lo todo por defender una idea?
Los puntos de no retorno en una empresa no son otra cosa que una concatenación de malas decisiones y aquí estamos para darles solución. Así que lo primero que vamos a hacer antes de hablar de nuevos ciclos, es sanear las cuentas, tenemos que poder ordenarnos para dar un diagnóstico de la profundidad de tu problema, para eso están las empresas especialistas en auditorías que te pueden ayudar. Si el resultado es alarmante, como así se espera, debemos trabajar en cómo podemos negociar esa deuda y no morir en el intento.
Seamos claros, el problema siempre es de dinero, por eso, el que logres financiar a un largo plazo el dinero suficiente para no solo tapar agujeros, si no, que puedas renovar tu negocio es VITAL para tu futuro más inmediato. Convencer a una entidad financiera o socio inversor con un Plan de Negocio bien estructurado, sin fisuras, honesto y con un objetivo que se traduzca en claros beneficios.
Esta situación desgasta mucho y retomar una actitud emprendedora después de pasar una mala racha, es cuestión de hacer un ejercicio introspectivo y volver a empezar. Para llegar a alcanzar metas, no vale solo con una buena idea.
El trabajo constante y el apoyo de personas que te complementen en un proyecto común, hacen ver que el resultado solo tiene un final, este no es otro que el éxito. Esto no quita que en el camino se haga frente a adversidades y serios problemas que hacen que en ocasiones te hagas replantear si merece la pena seguir. SI, si merece la pena seguir, por duro que sea el camino y por ambicioso que pueda resultar ser.
Siempre hay personas que te escuchan, que te observan y a las que les llamas la atención. Existen medios de apoyos legales, contables, logísticos, organizativos, etc que te pueden ayudar a remontar el vuelo. Los puntos de no retorno se pueden discutir si en el fondo existe una clara intención de relanzarse aprendiendo los errores del pasado.