
Si de alguna manera, el que leas este artículo sirve para que no te pase lo que, a mí, sinceramente me daré por satisfecho.
Yo no voy a llenarte la cabeza de la ya tan manida frase de “para triunfar hay que fracasar”, no. Nadie debería fracasar en la vida, nadie debería pasar por el mal trago de una empresa fallida y sus consecuencias. Por lo menos, aquellas personas que pusieron todo lo que tenían y lo que eran para salvar, lo que fue un día su sueño, su modo de vida. A esas personas, y si eres tú una de ellas y me estás leyendo, les diría que tengo una buena noticia para ellos. Lee atentamente lo que te quiero decir… TODO ACABA. Por mal que te sientas o te encuentres, todo tiene un principio y un fin, solamente formas parte de un ciclo. Sí y, además, te digo que hay solución para todo, todo se puede discutir, todo se puede pelear.
Como a bien seguro a estas alturas ya sabes, existen maneras legales de proteger tu persona y tu patrimonio, y si ya es tarde, existen maneras legales de devolverte tu dignidad y tu empuje para volverlo a intentar. Sé lo que estás pensando, si crees que yo no he pasado por donde tú estás pasando, y que no me puedo poner en tu lugar, estás equivocado o equivocada.
En mi caso, como decimos en mi tierra, me he caído de un décimo piso y sin red. Lo que viene a ser caerse con todos los trastos, ¿crees que me rio por eso?, no me rio, pero he aprendido a entender que de haber sabido antes lo que sé ahora, nunca hubiese cerrado mi empresa. ¡Pero ojo!, para decir que me he caído de un décimo piso, y siendo honesto, os diré que primero lo subí. Paso a paso, escalón a escalón, hasta bien arriba.
Eso se acabó, y hay que aprender a recomponerse y a empezar de nuevo. Sí, recomponerse, porque la persona se destruye y con ayuda de las personas adecuadas, tu única misión en la vida debe ser la de recuperar las fuerzas y tu dignidad como persona para volver a ser…tú
El cierre de una empresa conlleva a un proceso de tres partes diferenciadas y que paso a explicar:
A la primera la llamo, fase de incredulidad. No te haces a la idea de lo que te acaba de pasar o te está ocurriendo. Casi de una forma irremediable te ves en una espiral de cierre involuntario de tu empresa o negocio.
La segunda es la de aceptación. Es cuando te das cuenta de lo que te ha ocurrido y eres consciente de todo lo que conlleva. No es raro que vaya acompañado de un estado de depresión, aquí hay que tener un poco de cuidado con las decisiones a la ligera.
Por último y la más esperanzadora, si has salido bien de las dos anteriores, entras en la fase de reconstrucción. A poco que sientas las fuerzas suficientes y si es cierto que en ti existe ADN Emprendedor, comenzarás la fase de tu Segunda Oportunidad.
Créanme, de las mejores sensaciones que puedan llegar a experimentar, es la de orgullo por volver a sentirte dueño de tu vida y de tu nuevo negocio. En esta fase de tu vida te encuentras con una vitalidad descomunal y con un valor muy importante, la experiencia vivida. Ya sabes lo que hay que hacer para llegar arriba y sobre todo, lo más importante, lo que NO hay que hacer para no cometer errores del pasado.
El ejercicio de analizar los errores cometidos, implica grandes dosis de verdad y autocrítica, las buenas y las malas decisiones tomadas han pasado por ti, por lo que, si no eres sincero contigo mismo, no podrás empezar de nuevo. Es un nuevo comienzo, el cual, debes afrontar como una nueva vida. ADN Emprendedor es mi experiencia personal, es mi vida, mi manera de ver los negocios, mis amigos y mi nuevo camino. ¿Cuál es el tuyo?
Jero Valladolid
Director ADN Emprendedor Magazine.