
LAS VERDADES DEL BARQUERO.
La experiencia está para servirte de ella, son las llamadas líneas rojas de lo malo y las alfombras rojas de lo bueno. El refranero español es en sí un decálogo de lecciones aprendidas, experiencias vividas en su gran mayoría moralejas de lo que NO se debe hacer.
Las experiencias son directamente aplicables ya las puedas haber tenido con 18 años o como es mi caso a los 50. No hay que esperar a tener un libro de tu vida para saber que no has de tropezar dos veces en la misma piedra.
Tener experiencia es tener la razón, puesto que ya tienes la respuesta a lo que antes era desconocido o una incógnita. En los negocios la experiencia es más que un grado, significa la mejora y la optimización de las cosas, es definir y depurar tu objetivo no dando opción a la improvisación. Si no has tenido en propias carnes la experiencia de la que te sirves, al menos lo que vas a necesitar para no sufrirla, es disciplina para no saltártela.
“Las verdades del barquero” sería un buen título para mi libro, porque de haberlas sabido, muchas cosas hubieran cambiado, pero claro, nadie tiene una bola de cristal para ver el futuro, aunque muchos crean saberlo.
Los que como yo nos hemos caído de un quinto piso y sin red, solo pedimos que el fracaso no sea una cadena perpetua, solo queremos que ese libro de lecciones aprendidas sea un resurgir y que el mal trago sea solo eso, el descanso del guerrero. Yo no culpo a quien fracasa, sí culpo a quien no le da la mano para que se levante, todo el mundo tiene derecho a levantarse y sacudirse el polvo.
Nadie debería fracasar en la vida, nadie debería pasar por ese limbo destructivo como purgatorio de los pecados cometidos. ¿Dónde está el pecado? Yo prefiero mil veces a un fracasado que a un “Maestro Liendre” que de todo sabe y de nada entiende. Es en la mirada de los que han fracasado donde se encuentra la experiencia de vida, pasando de ser una persona destruida a una persona compacta, con todo lo que se debe saber para volver a intentarlo.
La Ley de la Segunda Oportunidad le llaman, MENTIRA.
No hay nada más peligroso que un animal herido, pues en este caso, un emprendedor fracasado es el empresario perfecto, es quien te aseguro que va a tirar del carro cuando vengan grandes crisis. Es una persona que no agacha la mirada, va erguido y con mirada fija. Es seguro y estrecha la mano con firmeza, ya sabe Las Verdades del Barquero y ahora es cuando está preparado.
Las Leyes se deben hacer para proteger a las personas, el valor más grande de un país son aquellos quienes por iniciativa propia quieren HACER cosas, inventar, luchar, estudiar, trabajar, probar, etc.
Déjennos hacer empresa para que podamos ayudar a quienes luchan en otras guerras, como la investigación contra enfermedades de la humanidad, creemos riqueza para ellos. No sean contables de deudas y cuenten personas salvadas.
“Las Verdades del Barquero” sería un buen título para el libro que nunca escribiré.
Jero Valladolid.
CEO ADN Emprendedor.