“¡Mediocres del mundo! yo os absuelvo”.
Extinto lo distinto, han matado la creatividad y la capacidad de improvisación. La información es poder me dijo un encorbatado sentado en su silla de la oficina con una mesa sin papeles.
La necesitad de etiquetarnos para que nos clasifiquen como borregos por colores. No admiten lo distinto por ser incontrolable, no quieren sorpresas que les desvíen de su normalidad gris y mediocre.
Una empresa que admite lo distinto es una empresa ganadora, tiene como valores la valentía de apostar por quien te hace especial. No le pongas reglas al distinto, no le atosigues, los normales necesitan pruebas de resultado, el distinto sabe lo que hay que hacer porque ya lo ha soñado.
No le tengas miedo al distinto si lo ves apartado, necesita el silencio de quien busca la solución a los problemas. Rehúye del ruido que cobija al normal, se destaca por asumir culpas y nunca presume del éxito porque lo ve “normal”. Cuando veo empresas sometidas al yugo del normal, se me viene a la memoria la película de Miloš Forman <Amadeus>, cuando el Maestro de Cámara Don Antonio Salieri en sus ya últimos momentos lúcidos de su demencia senil, recordando a Mozart de quien tenía una obsesión enfermiza por su adoración casi divina, exclamaba dirigiéndose a los dementes del manicomio donde lo tenían recluido…

Antonio Salieri. Amadeus de Milos Forman.
“¡Mediocres del mundo! yo os absuelvo”.
Él había estado con un distinto, se castigaba porque sabía que nunca podría llegar a ser como él, y eso, siendo un normal era insoportable. Don Antonio Salieri fue la primera persona en tener el Don divino de distinguir a un DISTINTO, se sabía inferior, pero lo aceptó y lo admiró.
El normal tiene como objetivo de vida tener mejor coche que su jefe, el distinto es quien diseña el coche, es quien innova para que consuman los normales. Tienes suerte si tienes a un distinto en tus filas, porque de ellos será el reino de los cielos, y con suerte te dejará que lo acompañes.
Hubo un tiempo en el que los distintos eran quienes seleccionaban a los normales, los llamados jefes de personal, aquellos que veían perfiles escondidos entre los papeles desordenados que se hacían llamar los “papeles personales” por qué títulos había más bien pocos. Ahora los jefes de personal han pasado a ser los normales, no complicándose la vida en la búsqueda del mirlo blanco. Ahora se llaman RRHH Recursos Humanos que “Recurren” a los archivos de Humanos clasificados. Los algoritmos de búsqueda y selección hacen que ni siquiera pasen por ellos los espíritus creativos.
Yo siempre creeré en la mano del creativo, en su visión de la vida y del trabajo, ¿y sabes por qué?…
…porque soy un normal mortal con limitaciones mundanas que se asombra cuando un distinto me ilustra y me ayuda a crecer. Oh Dios perdona mi ignorancia y mis pecados porque soy un normal.
Hubo un Distinto que hablaba de los normales en verso, acerca de cómo pensaba un normal sobre cómo tratar a un distinto, todo un lujo para mis normales oídos.
A sus pies Don Juan Ramón…
Lo querían matar
los iguales,
porque era distinto.
Si veis un pájaro distinto,
tiradlo;
si veis un monte distinto,
caedlo;
si veis un camino distinto,
cortadlo;
si veis una rosa distinta,
deshojadla;
si veis un río distinto,
cegadlo…
si veis un hombre distinto,
matadlo.
¿Y el sol y la luna
dando en lo distinto?
Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir
distinto
de lo distinto;
lo que seas, que eres
distinto
(monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre):
si te descubren los iguales,
huye a mí,
ven a mi ser, mi frente, mi corazón distinto.
Juan Ramón Jiménez.
Una Colina Meridiana (1942-1950)