
CULTIPLY
“En Cultiply tratamos de ver el mundo con la misma inocencia de los ojos de los niños que fuimos, y más de 20 años después, nos seguimos fascinando con las maravillas que nos ofrece la ciencia y más concretamente, la microbiología industrial, que es nuestra especialidad”
Según Naciones Unidas en el 2050 pasaremos de ser 7.700 millones de personas a ser 9.700 millones de personas en el mundo. A finales del siglo se esperan alcanzar los 11.000 millones. Y por primera vez habrá más mayores de sesenta y cinco años que niños de cinco años en el mundo.
La comunidad científica, el mundo académico y muchos referentes del mundo empresarial, como Paul Polman, ex CEO de Unilever e inversor quien acaba de publicar el libro “Impacto neto positivo”, alzan con gran rotundidad la urgente transformación que hay que llevar a cabo dentro del actual sistema productivo.
Valorar la tecnología para reducir costes productivos, generar riqueza de forma más eficiente, evitar el desperdicio alimentario, constatar una política transparente y equitativa respecto a recursos y resultados, promover a la comunidad científica, fomentando una relación más proactiva entre lo público y lo privado, no es hablar del futuro sino del presente más inmediato.
Y en este diálogo de valor que nuestra empresa invitada en este reportaje: Cultiply, es empresa especializada en biotecnología, en concreto, en la microbiología industrial, las tecnologías de fermentación y otros bioprocesos con aplicación en la industria alimentaria, agricultura, biofarmacia y cosmética.
Javier Viña y Sergio Romero representan a simple golpe de vista ese talento patrio que derrocha España por los cuatro costados. Orgullo andaluz, orgullo español. Y, aunque su mundo es “pura ciencia, innovación y tecnología” sus primeras palabras son para alabar su propia fortaleza, la unión que generan dos socios que se complementan entre sí, se respetan y comparten una pasión conjunta: “Dos niños ilusionados con la ciencia” que soñaban con cambiar el mundo.
Cuando todos los niños jugaban en los 90 con “Action Man”, “Los Cuatro Fantásticos” o “Indiana Jones”, para el delirio de sus madres, ellos trajinaban con microscopios y juegos de química. Por eso no nos toma por sorpresa cuando confirman que en Cultiply “tratamos de ver el mundo con la misma inocencia de los ojos de los niños que fuimos, y más de 20 años después, nos seguimos fascinando con las maravillas que nos ofrece la ciencia y más concretamente, la microbiología industrial, que es nuestra especialidad”, constata Javier Viña.
Nos gustaría conocer más sobre vuestra unión, ¿Cómo conoció a su socio y por qué comenzaron en plena pandemia? ¿Qué les hizo emprender?
Durante mis primeros años trabajando en el sector biotecnológico, crucé mi camino con Sergio Romero, mi socio, el que fuera otro niño ilusionado con la ciencia. Sergio y yo compartíamos la fascinación por la microbiología y cómo podemos aprovechar todo su potencial para crear desde un fármaco contra el cáncer hasta un fertilizante.
En 2020, a pesar de estar inmersos en plena pandemia, decidimos fundar Cultiply para ofrecer nuestros conocimientos y desarrollar todo este potencial que nos ofrece la microbiología, trasladándolo a la industria con el fin de lograr una sociedad más avanzada, justa y sostenible.
Nos gustaría conocer más datos del sector de la biotecnología, ¿Cuáles son las expectativas de crecimiento?
La biotecnología se está posicionando como la mejor herramienta para lograr una agroalimentación sostenible, además, es ya un instrumento esencial en salud humana y animal. En definitiva, la biotecnología y sus diferentes disciplinas resultarán imprescindibles para afrontar los retos sociales, medioambientales y económicos que como sociedad afrontaremos en las próximas décadas.
Cultiply está centrada en el sector agrícola y alimentario, sectores que suponen más del 10% del PIB de España, siendo nuestro país la octava potencia agroalimentaria del mundo. Por su parte, la industria biotecnológica supone ya un 0,8% del PIB y un 0,6% del total de empleo nacional (Asebio, 2022).
El envejecimiento de la población supone todo un reto que nos obliga a desarrollar nuevas fuentes de proteínas, proporcionar alimentos con mejores propiedades nutricionales, reducir el impacto de la agroalimentación en las emisiones de CO2, y hacer un uso más sostenible del suelo cultivable.
La microbiología industrial resulta una herramienta extremadamente útil y en la que Cultiply juega un papel determinante gracias a su dilatada experiencia en el desarrollo de procesos en los que intervienen microorganismos, como la producción de pro y postbióticos, la fabricación de biofertilizantes y bioestimulantes o la revalorización de subproductos mediante fermentación.
Y bajo esta batuta, ¿Qué supone la transformación social, caminar hacia un mundo mucho más sostenible, ético y respetuoso con la vida?
Supone no solo una responsabilidad sino una necesidad. Percibimos que las grandes empresas se están concienciando de ello progresivamente y requieren de especialistas como Cultiply para adoptar estas estrategias empleando la microbiología como herramienta, pero también son muchas las nuevas empresas que nacen con esta filosofía bien arraigada. Tratamos de ser la llave que abre la puerta a estas empresas a un mundo justo social y medioambientalmente.
Compromiso 100%, socios de Asebio, Biovegen, CNTA, ¿Qué busca en los clústeres empresariales una empresa tan joven como Cultiply?
En los clústeres encontramos sobre todo una forma de construir sinergias. Gracias a nuestra colaboración con estas entidades de las que somos socios podemos encontrar intereses comunes con otras empresas para desarrollar proyectos de colaboración en los que cada entidad hace aportaciones en base a la disciplina en la que está especializada.
Además de esto, nos permite tener una presencia más significativa dentro del ecosistema y estar al tanto de las últimas novedades y movimientos dentro de los diferentes sectores en los que trabajamos.
¿Cuéntanos vuestras “divisiones de negocio”? ¿Biofertilizantes, probióticos…?
Cultiply segmenta su negocio en 5 divisiones principales.
La primera de ellas es la producción de proteínas recombinantes, gracias a esto podemos inducir a diferentes microorganismos para que produzcan proteínas y enzimas con aplicaciones en alimentación, salud o cosmética, entre otras industrias.
En segundo lugar, trabajamos codo con codo con empresas del sector agrícola para desarrollar la producción de microorganismos con actividad biofertilizante, bioestimulante o bioplaguicida. Estos microorganismos se usan como sustitutos de los fertilizantes o plaguicidas químicos convencionales.
Seguimos con prebióticos, probióticos y postbióticos, estos son microorganismos o derivados de estos que tienen un efecto positivo en la alimentación o salud, tanto de animales como de seres humanos.
Por otra parte, desarrollamos bioprocesos para la producción de proteínas alternativas y otros ingredientes basados en microorganismos. Gracias a estos podemos obtener diversos componentes de manera natural, prescindiendo de la síntesis química.
Por último, empleamos a los microorganismos como factorías celulares para revalorizar subproductos de diversas industrias, obteniendo gracias a la fermentación, productos de alto valor añadido y bajo coste de producción.
¿Y sectores principales dónde estáis trabajando?
Trabajamos dentro de una enorme diversidad de sectores, desde empresas farmacéuticas hasta granjas, pasando por compañías especializadas en salud animal, fabricantes de bioinsumos para agricultura o de ingredientes para la industria de alimentación y bebidas. En general, cualquier industria que requiera de un producto en cuya fabricación intervenga un microorganismo.
Dicen que las frases se construyen con “Sujeto, verbo y predicado”, ¿Cómo vamos “de gestión empresarial”?
En 2020 pasamos por Programa Minerva, una de las mejores aceleradoras de empresas de España, de la que fuimos ganadores en dicha edición. Aquí aprendimos a aplicar la metodología “Lean Start-up”.
Uno de los principales errores de algunas compañías biotecnológicas es solicitar grandes sumas de inversión sin previamente haber validado el modelo de negocio. Mediante la metodología “Lean Start-up” se valida el modelo de negocio de manera previa mediante el desarrollo de lo que se suele llamar el “Producto Mínimo Viable” y la aplicación de experimentos sobre el propio mercado.
¿Siempre hay que lograr la excelencia, “Cuéntanos que necesitaría España para ser más equitativa en este campo?
España tiene todos los ingredientes que hacen falta para forjar una potente industria biotecnológica: grandes universidades, toneladas de talento y voluntad de trabajo. Tan sólo necesitamos perfeccionar la receta que nos permita cohesionar estos ingredientes, por ejemplo, mejorando la transferencia tecnológica entre universidad y empresa o fortaleciendo las iniciativas que promueven la generación de ideas y el emprendimiento.
Necesitamos acercar la biotecnología a nuestra sociedad para que ésta en su conjunto pueda percibir su enorme valor, sólo esta concienciación permitirá a España convertirse en una de las principales potencias biotecnológicas del mundo.
Quién sabe, quizás así cada vez más niños y niñas sueñen con jugar con un microscopio.
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