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“Se puede hacer país eligiendo materiales”, Enrique Martín Hormigos, CEO de Distripaper.

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octubre 28, 2022

No nos pueden negar que el titular es impactante. Ya saben lo que dicen los dichos populares, se puede decir más alto, pero desde luego no más claro. España es un país que compite por valor. “España es el séptimo país de un total de 22 que más valor aporta, según el ranking que constituyen las 500 marcas más valiosas de Europa” consultora internacional Brand Finance.

 

Está surgiendo una nueva economía impulsada por la automatización y la Inteligencia Artificial determinada por el desarrollo de unas acciones igualmente importantes para el beneficio propio de las organizaciones, como para el del planeta y las personas. Para los líderes empresariales, esto obliga a un reenfoque de las inversiones en tecnología que no solo identifica los datos que impulsarán el crecimiento económico.

 

En este diálogo de valor es donde se encuentra la empresa Distripaper. Un plan meticulosamente orquestado por Enrique Martin Hormigos, CEO, segunda generación de Distripaper, que hoy en día es el vivo ejemplo de cómo las empresas españolas se están transformando hacia un nuevo modelo productivo. La competitividad es apostar por la innovación, el talento y el conocimiento, es decir, por las personas, cuyo trabajo se triplica en beneficios, y, por tanto, en rentabilidad, si le aplicas un férreo liderazgo que se apoya en la tecnología, la automatización de procesos y el diseño de una fábrica que transita viento en popa a toda vela bajo los nuevos cánones de fabricación hacía de las cadenas de valor del siglo XXI.

Puede que esto explique no sólo este titular, sino por qué las grandes marcas saben que Distripaper es, sin lugar a duda, la solución a medida que hace brillar sus servicios y productos.

 

Este reportaje es un justo homenaje a los nuevos CEO que saben dirigir a golpe de paletas de colores el futuro de la marca España. Un honor, Enrique Martin Hormigos.

¿Quién es Enrique, además, de ser un niño que creció bajo una paleta de colores? 

Crecí con una pasión por el detalle y el color muy potentes. Para mí, el contenido ha sido siempre tan importante como su estética. De pequeño, siempre disfrutaba inmensamente con manualidades y lectura. Ese era mi lado artístico, colorimétrico, intelectual.

Luego llegó el técnico, la pasión por saber cómo y por qué funcionan las cosas así. Un camino que me llevó a estudiar una ingeniería en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y culminé en Harvard Business School (HBS), un privilegio porque no cabe la menor duda que ostenta todos los secretos en términos económicos y de negocios, donde entendí que se aprende tanto de los compañeros como del profesorado y el programa.

Ese conocimiento me llevó a involucrarme en varias startups, alguna de ellas hoy en día líderes en su sector. Y ahí fue donde aprendí mi verdadera propuesta de valor como profesional; soy un excelente iniciador, un creador, perfilado por mi faceta de analista, vital para profundizar en la solvencia estructural. Es en los primeros pasos de una empresa, o en la creación o revisión de procesos, mercado y procedimiento, donde doy lo mejor de mí mismo. En definitiva, en la optimización empresarial y su gestión.

¿Cómo alguien que viene de HBS o de gestionar algunas de las startups más punteras se adentra en el mundo de las artes gráficas?, ¿qué te hace tomar el timón del barco Distripaper? 

Distripaper era una empresa familiar consolidada que crecía estable, aunque tímidamente. El personal era experto con más de dos décadas acumuladas de experiencia. Todos los indicadores eran positivos. Sin embargo, como toda empresa era vulnerable al mercado y sus fluctuaciones, más aún en un sector tan injustamente maltratado.

Pero tenía todos los componentes para crear valor, en un sector donde, rentabilidades aparte, es absolutamente estético, factor que me ha cautivado desde pequeño.

Sin dudarlo, vendí todas las participaciones de las startups entregándome, en cuerpo y alma, a Distripaper. Pasamos de tener una pequeña nave en el centro de Madrid a una fábrica de 4000m2, dividida en varias plantas según los procesos, diseñada concienzudamente con metodologías de optimización de procesos y efectividad.

La compañía ha transaccionado desde un modelo tradicional al nuevo modelo de gestión del siglo XXI, otra forma de competir, otra forma de crecer. Cuéntanos el proceso para hacer está transición. 

Para mi está claro que la imprenta tradicional está muerta en España, por mucho que siga siendo necesaria. Es imposible competir con mercados extranjeros sin ningún control. Así que le dimos la vuelta a la tortilla.

Introdujimos líneas productivas nuevas y cerramos otras, trabajando durante meses en una evaluación a futuro del mercado. Aquí nunca se ha manchado papel, por así decir.

Todos los productos tenían un valor añadido. La clave era conseguir no tener que vender el valor añadido, sino que fuese nuestro argumento de venta. Que los clientes nos llamaran por ese componente estético, esta pizca de arte y motivación que le intentamos dar a todo lo que pasa por nuestras manos.

Con el boom del retail online y el cambio de paradigma del físico, estaba claro que debíamos priorizar determinadas líneas de negocio. Y ahora nuestros diseños, nuestros packagings y nuestras creatividades y productos especiales son nuestro buque insignia, y principal demanda transversal a todos los sectores. Somos la estructura gráfica que hace posible que gran parte de los productos que los consumidores compran, consumen incluso disfruten, como puede ser de una película o de su serie favorita, estén marcados con el sello de Distripaper, fabricados en nuestra nave. Nuestro gran valor diferencial es diseñar y fabricar acabados, elementos y producciones muy especiales, no sólo por las marcas para las que trabajamos, o los sectores, como es el caso de la moda, el cine o el lujo, sino por lo nicho de nuestros trabajos: somos el resultado de una concienzuda elaboración diferenciada a todos los niveles, desde las funcionalidades hasta los propios materiales y los soportes. Somos especialistas en aplicar y diseñar a medida lo inaplicable, todo ello con un férreo sentido de sostenibilidad apoyado en los beneficios de los procesos, la gestión milimétrica rentable, el talento que generan los equipos que trabajan soluciones de valor gracias a la creatividad y conocimiento.

 

Hagamos un ejercicio de presente y de futuro. Distripaper ahora, Distripaper a 3 años 

Fotografía Igor Muñoz

  Es en esa especialización que comentaba antes donde hemos conseguido abrir nuestra propia puerta en el mercado. Ahora los clientes nos llegan con productos de muestra y nos dicen “mira, quiero esto, pero no sé si es posible”. La respuesta suele ser afirmativa; es raro que no podamos hacer algo, aunque sea cambiando un poco el cómo hacerlo.

Estamos llegando al punto en el que creativos, diseñadores, directivos de todo tipo de sectores comienzan a reconocernos como un valor diferencial para proyectos especiales, y no es raro una de esas maravillosas llamadas por las que todo gestor comercial mataría: “me ha dado tu contacto y creo que hacéis un trabajo genial, y te quería preguntar…”. Música para mis oídos”.

El objetivo a 3 años es consolidar esto que hemos creado, aumentar nuestra visibilidad interna en el sector, que como digo es la parte más difícil, y convertirnos en el referente nacional que estoy convencido podemos ser. Porque creo sinceramente que la imprenta especialista tiene nombre propio, y somos nosotros.

 

Hay una frase que nos ha impactado Se puede hacer país eligiendo materiales”, ¿Qué quieres decir con este poderoso statement?

Comentaba antes que es imposible competir con ciertos mercados extranjeros en igualdad de condiciones, así que hay que pensar fuera de la caja.

No queremos competir con ellos, queremos ser mejores que ellos. Y eso se consigue haciendo país. La pregunta es, como industria ¿cómo lo hacemos? La respuesta eventualmente es obvia; comprando todas las materias primas localmente, reduciendo nuestra huella contaminante (no, no hablo sólo de CO2 que está tan de moda) lo máximo posible y dando empleo localmente. Así que todos nuestros proveedores son nacionales o, como mucho, de la UE.

Conseguimos el mejor material, con las máximas garantías de calidad y sostenibilidad y manufacturamos todo localmente, estableciendo una relación de confianza con nuestros proveedores.

No vendemos a precios asiáticos, pero competimos con ellos cara a cara.

Una licencia personal, ¿Ser hijo único es un plus? 

Ser hijo único es tan plus como tener muchos hermanos. Siempre se nos intenta hacer creer que hay cosas que escapan a nuestro control y no podemos hacer nada, pero no es así. Si un juego es para dos y estás tú solo, inventa, crea, piensa, y hallarás una forma de romper las reglas y pensar fuera de la caja. Porque las cajas son para los productos, no para las personas. Lo sé de buena tinta que las fabricamos nosotros.

Revista Octubre